martes, 25 de marzo de 2014

“Son negocios legales, con todos los permisos”: Erika Martínez

Vendedores “ambulantes de la Quinta”.

“Son negocios legales, con todos los permisos”: Erika Martínez

Por: Ana Succar

Puestos  de tradición y heredables de familias o amigos a los que la población más quiere, porque simplemente saben atender con amabilidad.

Mientras Erika Martínez lava su puesto de jugos a las 8:30 de la mañana, pues tiene un tiempo con pocos clientes afirma, “es como estar en la casa de uno, no se puede hacer la comida con la cocina sucia, a mí me gusta tener todo limpiecito porque eso es lo que le gusta a mis clientes y a mí.  Es que a ninguno le gusta que cuando les sirva su jugo este haciendo esto y votando el agua”.

En toda “la Quinta” desde hace ocho años Erika se dedica a la venta de jugos, negocio que le dejó una gran amiga cuando se fue de la ciudad. Día tras día se esfuerza no solo por hacer estas delicias  caseras, también  es carismática y sencilla por naturaleza, de las mayores cualidades que hacen sentir a sus clientes bien atendidos  y sea ella la primera opción al momento de desayunar.

Mientras recibía su tinto diario de otro vendedor Erika comentó, “yo he tenido clientes de todas partes, hay unos que son fijos desde que estoy acá, otros que son extranjeros y se quedan hablando mientras tanto. Me acuerdo mucho de una colombiana que vive en Australia, cada vez que viene me visita y me hace la compra”.

Así sostienen sus hogares los que trabajan en la Quinta

Vendiendo jugos, en  un puesto pequeño, con canasto guindados llenos de maracuyá, níspero, zapote, mango, naranjas, entre otras frutas. Erika mantiene su hogar, un niño de siete años que está en el colegio y demanda mucho de ella  como también de dinero para poder cubrir todas las necesidades o situaciones que se presenten, por esto, desde temprano, a las 7 a.m. que deja a su hijo estudiando hasta las 6 p.m., cuando haya vendido casi todo o todo, termina su día dedicándoselo a su niño. 

El problema de la Quinta y sus vendedores ambulantes, es un tema de mucha controversia en Santa Marta, pues se intenta recuperar el centro histórico de la ciudad y muchos piensan que acabar con estos negocios es lo más importante para el famoso “plan centro”. La carrera una es de las más importantes, desde siempre se ha caracterizado por el comercio de todo tipo, comida, ropa, droguerías y otros más.

“Acá tenemos mucho tiempo, mi amiga tenía unos 10 años, y fue heredado de su mamá cundo ya no pudo trabajar más. La policía a veces nos pone problemas por unas cositas, pero nosotros somos legales y tenemos todos los permisos y los requisitos que nos piden”, aseguró Martínez.

Su negocio es legal como su mercancía

“María, cuídame acá pa’ responderle una pregunticas a las jóvenes”, grito Yeisón a su hermana, vestido de jeans cortos y franela dedico minutos valiosos de su tiempo para contarme como es su historia de trabajo.

Desde hace 7 años Yeisón heredó el negocio de su mamá, hoy en día le da lo suficiente para vivir bien con su esposa y pagar sus estudios de comunicación social y periodismo en la Corporación Unificada Nacional de Educación Superior, la CUN.

“Mi mamá me crió acá, todos los días venía con ella a trabajar, ya me conozco muy bien el negocio y a toda la gente. A mi me gusta lo que hago y lo disfruto, me parece que eso es lo más importante y por eso gracias a Dios me ha ido muy bien”, afirmó Borrey.

Otro de los conocidos negocios de la Quinta aparte de los jugos y comidas es la venta de mercancía importada como, cachuchas, zapatos, ropa, por mencionar uno de tantos.

Su negocio, grande para ser una carretilla, está repleto de gorras con todos los motivos y de todos los colores, debajo de estas, tapado con un plástico guarda las películas y cd de canciones de última temporada. 


 “Yo trabajo desde tempranito hasta las 6 de la tarde para irme a estudiar luego, ya voy en séptimo semestre, gracias a Dios puedo hacer mi horario y todos los he metido de noche porque si no, no podría trabajar. Toda mi mercancía es legal, así como mi negocio y tengo todos los papeles al día. Vendo gorras, películas y dependiendo la época del año lo que se necesite, también tengo mis clientes fijos que les distribuyo y en vacaciones me hago mi buena plática”, aseguró Yeisón Borrey.
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