martes, 1 de abril de 2014

Camila Cantillo Ortega

Camila Cantillo Ortega


Elaine Camargo Diazgranados

Elaine Camargo Diazgranados


Maria Fernanda Betancur Moreno

Maria Fernanda Betancur Moreno


Jessica Paola Bautista

Jessica Paola Bautista


María Carolina Babilonia Acosta

María Carolina Babilonia Acosta


Susainy Arrieta Arevalo

Susainy Arrieta Arevalo


Ana Arias Linero

Ana Marcela Arias Linero


martes, 25 de marzo de 2014

La Quinta, carrera de sobrevivencia

Conociendo el sector comercial

La Quinta, carrera de sobrevivencia
Por: Andrea Gallardo

Vía principal de los samarios, vecina de la bahía más linda de América y hogar de paso para muchos que andan descalzos.

Un trayecto no muy largo de once calles conforma esta carrera que le da vida al comercio informal en la ciudad, donde reposan las cenizas de  Bolívar; Libertador que a unas cuadras de distancia saluda a los paseantes de este atiborrado lugar.
Entre  callejones coloridos similares al de una plaza de mercar, los puestos de ventas abundan sin parar entre artículos de bajo precio, reputación dudosa, el bullicio de las olas y el olor a mar,  que opacan entre su corriente e improvisado local a los grandes monstruos del área comercial.  La carrera  Quinta se convierte en la vía principal para todo valeroso vendedor que en su calle nunca querrá dejar de trabajar.

Con más de doscientos puestos informales y centenares de  visitas  de una población que necesita y que disfruta, no solo lo fácil que se satisfacen sus necesidades  en el famoso rebusque de una ruta con el ambiente a rincón samario, sino  el sonar de más de una canción, el olor del frito en cada calle con intenciones de un glotón, la perfumada y cálida brisa que ventea los más de seis árboles en cada vía paralela, ambientada por andenes agrietados que vociferan su edad. La Quinta se transforma en el paseo de exposición más tradicional y público que los samarios han de disfrutar.

Entre las 8 y algunos cuantos minutos más de las horas de la mañana, hay cientos de personajes caricaturesco con traza  de amabilidad y diseño de paciencia. Una vía en la que se compite sin parar donde se mide la destreza del más persuasor, en el que cada gigante de atrás no se deja intimidar del más pequeño puesto e ilegal lugar. La Quinta se transmuta en una carrera de  sobrevivencia.

Todo inicia en la calle 22, número par que en su panorámica vista tiene una valla grande con indicaciones explicitas de qué número impar o par no puede circular por esta calle comercial.

Las cotizas coloridas en vitrinas de comida centran tu atención al caminar por la 21, calle que trocada en minutos que es el tiempo que te gasta en ir y regresar; porque las películas de la 20 te pueden impresionar , pues de tantos paquetes se convierten en 19 segundos sin dejar de mirar, y son esos segundos los que componen en nombre de la siguiente que entre 11 lugares no te dan espacio de caminar sin contar aquellos que aún no abrían, igual que aquel teatro en la 17 que todavía no terminan.

Acompañado de una vista pintoresca y antigua de La Catedral, con bolardos de rústico cemento y tamaño particular que no superan los 16 centímetros de la calle popular, esa que le sigue y que huele a frutas de los más apetitosos jugos de esta ciudad.

Confesiones de un vendedor legal

Entre la 15 y los descuentos que duplican el tiempo de camino, Marta Ortega sale a trabajar. En su frente cuelga el letrero de un banco que más que Davivienda lo bautiza como su mina antipersonal, pues la lleva y la trae corta con su pesos de ganancia diarios que suman los 80; con más de 18 años en ese lugar, y un carnet que la acredita como propietaria de 4 tubos de hierro, un mesón y 100 pares de sandalias que esconde en cajas debajo de su dignidad.

En la 14 se encuentra el famoso Celu-Star. Una amañada visitante que se posesionó en la ciudad como la paisa Star, en donde las 13 vitrinas y un local comercial del tamaño de un enorme y monumental negocio, cuyas ganancias han atraído a más de quince vendedores durante los últimos 5 años. Vendedores que esta hermosa tierra no vio nacer, pero que mantiene a más de un comerciante que el interior del país despachó.

Entre almacenes de telas y stands de revistas, donde las portadas son niñas con peinados y uñas embarnecidas por esmalte, hay una pequeña y minúscula repisa blanca con diarios de Colombia que se resumen en informes del día.

Entre los periódicos que abundan, se encuentran El  Informador, El Tiempo, El Heraldo y  Hoy Diario del Magdalena; nombres que sintetizan la ardua labor de don Carlos, que se dedica a informar todo el tiempo de su día entre los carros y habitantes magdalenenses del diario transitar de la calle 13.

Dejando atrás el famoso santo que en cada ciudad ha de estar, y por cariño le dicen Andresito, te topas con las siete esteras tristes que en la calle 12 del Hotel Costa Norte no han de asomar ni sus productos ni una pizca de luz artificial, donde se destaca la compraventa de color naranja y el taller del oriente de muy reservada atención.

A falta de una, me quedan dos calles que saludar, y es la 11, la más opaca y deshabitada de esta carrera de sobrevivencia. Me atrevo a juzgar que a estos cotizados comerciantes no les gusta madrugar a excepción de dos compraventas que no duermen nunca para ningún interesado de la plata y las prendas.


Culminando el trayecto de ida me sorprendo con el carnaval de compras que se puede hacer. Saludos te deja  la Confitería y Panadería, sonrisas te envía la droguería Universal y te despide J.Q y Almacén 007 que te viste a ti que compras, pero que se olvida de aquel pequeño indigente con suéter rojo y bermuda rota  que con la vista cerrada me suplica ¡Ayuda! Y algo de comer.                                                                   

En los calzones de una ex prostituta

Es más fácil llamarla, que serlo

En los calzones de una ex prostituta

Por: Andrea Gallardo

“Amor de puta y vino de frasco, a la noche gustosos, y a la mañana dan asco” refrán popular.

Llevo años hablando con una prostituta, pero ella no tiene idea de que yo lo sé y tampoco quiero que lo sepa; ella no vive detrás de un estigma, ella es todo lo contrario de lo que te imaginas al pensar en una “puta”. Aunque llevo años hablando con ella, aun no sé qué es hablar con una prostituta.

De cabello negro tostado amarrado en forma de tomate, de tez oscura y marchita por el sol, de caderas voluptuosas y figura amorfa; como una flor negra en un cultivo de rosas, de mil una y de cien ninguna como ella.

Por las tardes de la soleada samaria ella se pasea entre faldas largas y un trapero por mi casa y esto no es diario, sino solo en aquellas oportunidades cuando su servicio hace falta, y no evito pensar que la madurez de sus años es la foto perfecta de la rudeza de sus rasgos, la gracia de su esencia y la sublimidad de su gesto, pero en aquella ruidosa mueca siempre hay un reflejo de un pasado lúgubre de aquellos que es mejor no recordar y que un tango es capaz de ocultar, y si es preciso ese de Mario Cesar Gomila que entre un son sonar suena como su vida:  

“Las flores negras que me diste un día,
nocturnalias tristes de tu gran amor,
como ilusiones de la vida mía
ya están marchitas de mortal dolor”

Y me pregunto, ¿quién será?, ¿qué pasó debajo de esa falda larga?, ¿quién le hizo eso?, entonces cobro coraje y me acerco a preguntarle, pero un nudo en la garganta y la sangre en mi cabeza solo me dejan pronunciar un “¡Hola!, ¿Cómo estás?” y resaltarle que su abstinencia a su mayor gusto ha funcionado, y no por lo que fue me refirió a una cama y un tipo desconocido, sino a la comida; porque esa mujer de apariencia difícil de exaltar ama y valora día a día un plato de aquello que sabe calmar el hambre, y dice “es que nosotros los pobres no sabemos que es perder un grano de arroz del plato, por eso me cuesta hacer dieta”, y me argumenta “créame que ni siquiera nuestros hijos dejan algo sin comer, ellos saben qué es pasar hambre”.

E insisto en mi cabeza y armo un monólogo de ideas para acercarme a ella y preguntar, pero ¿si ella sabe lo que yo sé, me miraría igual?, ¿nos reiríamos juntas de la misma manera?, pero cómo saberlo sino me arriesgo, entonces me digo qué le digo yo a una ex prostituta cuando ni siquiera sé que es serlo, y cuando digo ex, es porque ya no lo es.

Entonces vienen más interrogantes a mi cabeza ¿por qué lo dejó? ¿Qué descubrió en su mundo del que no somos capaces de hablar?, por tal razón desisto y lo olvido. No lo hice.

En la carrera 10 de la plaza de mercado, entre casetas de ventas y trabajadores del capitalismo hay un grupo de mujeres, que con vidas diferentes tienen algo en común qué contar, eso mismo que a la mujer negra no le he podido preguntar; pero a diferencia estas no han encontrado el motivo para abandonar dicha labor que margina su reputación y denigra su apariencia que con vestidos desarreglados, harapos sucios y maquillaje burdo, no son más que remedos de  señoritas rebeldes.

Entonces camino por calles sucias, rodeadas de la mugre más visceral y los rostros más simpáticos e intimidantes, el olor a pobreza aumenta y el hedor a muerte en vida sobreabunda. Observo mi caminar e intento no ser percibida, pero era imposible; caminaba con una chica que sino la conoces dirías que “papi y mami” le dan todo, y con dos hombres que aceleraban el paso con nosotras en la mitad, y mientras uno más escuálido y agobiante indagaba  por lo que queríamos, el otro robusto y bien vestido se apenaba de lo que hacía.

Entonces, llegamos. Un marco oscuro y mugriento adornaba una estrecha puerta y 23 escaleras a lo alto opacaban la vista de tan triste lugar, la escasa luz que el sol les regalaba incomodaba nuestros pensamientos y encarcelaba a una mujer detrás de unos barrotes, una dama veterana de figura regordeta y pantalones cortos y de su rostro no tengo imagen pues el privado lugar no revelaba su identidad.

‘La grandota’, como la llaman, no quiso hablar. La situación se tornaba incómoda y con cada 10 minutos que pasaban, iba despreciando nuestra intención, con un “no” por respuesta y una ojeada insolente gritaban silenciosamente “atrevidas”.  

Fue un atrevimiento invadir su espacio, pero una cita a las 12 del medio día con aquella que todos conocen y un trato de 10 mil pesos nos aseguraban algo de información.

Volvimos al lugar. Y justo allí estaba ella en esa misma esquina donde las más diligentes aseguran su producción, pero no la noto. Entre la escases de personas, la multitud de mis pensamientos no me dejaban hallarle, pues mi estereotipo de prostituta no se asemejaba a ella, pero la duda sembrada sale a flote, entonces me acerco y pregunto, ¿rres tú?, a lo que ella me contesta “depende de a quién buscas”.

Apartada del miedo y confiada de lo que hacía decidí confirmarle que era aquella que le interesaba conocer de la prostitución, y sorpresivamente exhaló y en tono alto y áspero me imperó con un regaño que jamás ha sido esa su labor, que vende tintos y que en un pasado y sin vergüenza fue mediatriz y que si ignoraba lo que era me lo resumía en “Trabajadora Sexual”.

Simpáticamente sonreí y le ofrecí mis disculpas si al hablar la ofendía y que con gusto corregía mis palabras, entonces  pasó, que mi prevención aumentó y me convencía que a aquella mujer, que a mi casa solía ir, no la iba a ser capaz de entrevistar.

Pero el dialogo con ella me convenció de que la vida te da sorpresas, y que las apariencias engañan; y que más allá de la primera vista, la impresión se puede mejorar. La charla se tornó interesante y entre su carro de tintos las confesiones iban aumentado y detrás de sus lentes redondeados el grifo del alma se abría y entre llantos y confidencias descubrí que la necesidad y un desconsolado amor que la abandonó la arrojó a un charco de pudrición que el invierno hacia cada vez más hondo.

Y para ella siempre llovía a escasos momentos en que sus seis de ocho partos calmaban el tiempo, alegrando su existencia de madre fulana, y que la vida injustamente le cobró sus actos con la muerte de sus dos únicos hijos varones, el único par de hombrecitos que quizás su corazón amaría.

Pues el amor un día la traicionó cuando su primer hombre sigilosamente y sin explicaciones huyó de la responsabilidad de ser su padre; y la golpeó cuando un joven de rodillas pidió ser su compañero de vida, pero que por chismes de que su suegro acabaría con él al enterarse, decidió levantarse y acabar con su promesa a la vez que desvanecía la ilusión de Amanda Celia Redondo García; y la terminó por destrozar cuando vio que su dignidad valía lo que su calzones costaban en un remate de mercado, 10 mil pesos.

Eso es lo que ha costado el ‘ratico’ durante años con Amanda, que sin gusto y sin placer ha satisfecho a muchos hombres. Machos que han destrozado su vida y que han consumido su cuerpo en diferentes posiciones que el Kama Sutra aún no muestra.

Pero ¿por qué llegar a esto? “Mi mama era una mujer muy amargada, y me vine de Barranquilla a buscar a mi padre.  Cuando llego, me encuentro con mi madrastra que me pone a hacer oficio y me manipulaba para que me metiera a esto. Me indujo tanto que caí”, confesó Amanda, con el rostro humillado.

Fue mucho lo que probó en un mundo sin vergüenza, donde se exhibe una mujer como presa de carne y un hombre como felino rodea el panorama, y que por gusto escoge la que más se acomode a su paladar; entre caricias ajenas al corazón, acuerdan un pago miserable que humilla y vulnera el derecho al buen nombre de una dama.

Entre sábanas de degrado y  fluidos corporales con olor a desprecio, esta mujer tuvo que luchar con su propio asco por avaricia y amor al dinero, pues la costumbre mezclada con interés la obligaba a vivir de su escaza belleza que cualquier macho ganoso pagaba por tener a escasos 20 minutos su miembro viril entre rincones que, sin nombrar, son pornografía a nuestra imaginación.

Más de tres décadas y un lustro en un trabajo en el que no se es feliz, con una vida que esconder y seis hijas de qué ver, no hay reputación que valga ni promesas de miserables que te pagaron una vez para que después se lo des gratis, no existe ni en el mas mínimo pensamiento un rastro de lo que una vez fue amor e ilusión; “35 años en un trabajo de asco y ni una sola mano tendida para ayudarte” recalca Amanda, una mediatriz que no vio salida a su avaricia.

Por amor al dinero se quedan muchas de estas mujeres en este mundo, con la excusa de un futuro mejor para sus hijos, que en el caso de Amanda gracias a Dios ninguno fue producto de un mal cliente o como dice ella “de un polvo que no te satisface”, sus seis hijas fueron producto de intentos de una familia feliz, donde un dicho popular florece en este reflejo de vida “amor de puta y vino de frasco, a la noche gustosos, y a la mañana dan asco”. No duraron mucho, y de ello seis hijas y dos varones muertos quedaron.

Aunque para Amanda ella jamás ha sido prostituta, pues esta es aquella que  se entrega a tantos por placer, y no la que se entrega a muchos por necesidad. Aunque la necesidad en cuatro días se volvió costumbre al dinero fácil. Confesó ésta actual ‘tintera’ en una plaza de mercado y en el fondo una salsa dominicana. Hipocresía e interés es lo que mueve a una prostituta en la cama.

A decir verdad “por la plata baila el perro”, asegura con un refrán popular que traslada el tema a una etapa no muy lejana de su vida,  que entre 5 termos de café  nos confía que es una ex de esta profesión, aunque la sociedad siempre la llame puta.

Los recuerdos aún viven pero en la memoria de ella y de algunos clientes. Pues, entre tragos y drogas, no hay un ayer que se conozca.

Por confesiones de esta mujer morena de pañoleta azulosa que envuelve sus crespos y grisáceos cabellos, he de saber que quien en dicho lugar dulce o chance venda, su dignidad también la da.

Ella dice, “tener relaciones por un peso, es una vida muy difícil” y cuando se saca adelante a seis hijas, existe una razón por la cual decir, valió la pena. 

La misma cantidad de termos que su carro arrastra es la de los años de abstinencia a este vicio  que atrapa, en una vida de peligros y suerte; donde las uñas y el coraje son el arma de defensa contra aquellos rufianes que buscan sexo sin pago y que se valen de golpes y armas blancas para recibir su servicio gratuito, que te paga con el agradecimiento de seis hijas que no guardan un reproche.

Pero no todo en la cama es malo, muchas veces se conoce de grandes personas que por hogares destrozados e incomprensivas mujeres, deciden buscar una de estas que los años y los raticos de vida le han dado un título en como “tratar hombres de verdad” asegura una ex chancera que por fachada ocultaba su identidad.

Detrás de boletas de lotería entre billetes se confundían de a 10 mil pesitos por un ratico en un cuarto de la calle 10 donde hoy se sienta y se desahoga con una excusa de egoísmo con los hombres, porque según Amanda Celia “Lo que es pa´ uno, es pa´ uno”, y afirma “no critico a estos hombres que lo buscan a uno, pues en su casa no le dan lo que quieren, pero jamás compartiría mi hombre con otra mujer, por eso le huyo al compromiso”.

Pues mala señal es para la moza cuando la llaman señora, y más aún cuando por años esta ha sido prostituta y, aunque la sociedad la satanice hoy, le da gracias a Dios por librarse de deudas y de mantener hijos; gracias a este sueño alcanzado, consiguió salir de un charco de podredumbre que el verano secó, al igual que sus lágrimas, que al final de esta conversación sonrió y entre palabras gratas con un “muchas gracias” y un “hasta luego” se despidió no recibiendo su acuerdo de 10 mil pesos de pago, porque “10 mil pesos, pueden ser el peor pago de tu vida”.

Me despido de la calle 10 con carrera 11 y sigo mi rumbo con la misma calle pero con diferente ubicación.

Entre bares y mujeres de un mundo bajo, donde las esquinas se convierten en oficinas de relaciones públicas, y donde la cama es una bolsa de empleo que incrementa su sueldo con métodos de satisfacción, las papeletas de aquel mágico y diluido ingrediente se constituyen los gerentes del lugar.

La belleza se acrecienta a medida que la cotización del bar aumenta en gran manera, pues  los ceros a la izquierda de un pago que más que sexual es trivial,  vulgariza con su vestir,  insulta con su andar, degrada el papel femenino en la sociedad y estandariza el prototipo de mujer.

Pues ya no son aquellas de aspecto grotesco, de maquillaje burdo y de harapos, ahora son niñas jóvenes, de un parecer que impacta, de sonrisa brillante, cabellos largos y cuerpos torneados por la naturaleza, chicas que sin más reparo encajarían en cualquier cargo alto de la sociedad y que a simple vista podrías dudar de si es modelo o actriz de novela popular.

Decidida por lo que en las calles me comentan, espero un nuevo amanecer para buscar aquella rosa negra de gran amor y mortal dolor.

Entre las calle del sur este e intermitencias de una cruda verdad, la contaminación del tráfico pesado nublaba mi vista y ensordecía mis palabras, encontrado el lugar;  el aroma a hogar se hacía notar, las rejas doradas aprehendía historias crueles y la novela del más hermoso amor.

Aquella mujer me recibió con una grata sonrisa y entre el polvo de una habitación que yace como si nadie la habitase, el bullicio de aquella brisa que se colaba por el espacio que esa puerta negra de hierro no alcanzaba a cubrir y el relajante sonido de un grifo abierto permitía que las confesiones de una ex prostituta se convirtiesen el diario de una historia de amor y la crónica de una dignidad anunciada.

En un comedor de madera oscura como los ojos de esta flor, un limpión rojo como la sangre que verdea el índice cuando una rosa de un pinchazo traspasa su piel aseaba el lugar y ordenaba cada imagen de un pasado que estremece e irrita el alma en las palabras de esta mujer.  Una por una fue brotando de esos labios que las malas decisiones, dañaron las buenas costumbres.

Así como la manzana que Eva mordió, esta mujer también clavó sus dientes en la podredumbre de una vida indigna, fruto que, como el de Blanca Nieves, se atascó en su garganta y la adormeció por más de una década;  años que no pasaron a ser más que eso, una medida de tiempo que nunca cobró sentido y que sumergió sus anhelos en pesadillas. Zozobra que vivió por más de 30 años dormida.

Su niñez, vida infame e inocente

“Soy huérfana de padre, quedamos solos en este mundo con mi mamá, en un pueblo del que no se conoce mucho, y la escuela fue una ilusión de tan solo 5 años, pues después que nos quedamos sin él no hubo un cuaderno más donde si quiera leer”

Guajira como las rancherías y caribeña como la “loca” brisa intrépida que sus caderas folclóricas delatan, y que sus ojos reflejan entre las saladas gotas de agua del mar Caribe que sus pupilas dilatan. 

Entre confidenciales historias que una niña ha de soportar, sin un padre y con una madre que debía alimentar a tres pequeñas bocas que el estado no iba a subsidiar; pero las calles de una Dibuya antigua aguardaría por estos tres inocentes que en un separador de la vía principal  negociarían su pedazo de pan con ollas y bolsas que su mamá llenaba con lo que su monedero auxiliaba.

Un amor en tiempos de fornicación

Inocente florecita que la violencia no le permitió estudiar, maduraba con el sol, y buscaba entre su amargo día una aventura que, la vida infame, por las calles de su pueblo no le permitía disfrutar. Pero en el crepúsculo de su sueños se cruzó una salida con fachada de amor, oportunidad con cuerpo de hombre e intenciones de boda; enamorada y valiente, esta mujer decide abandonar su tierra natal y dejar sus raíces por  los brazos de ese hombre.

El calor de un hogar era el consuelo de lo que quedaba atrás y su luna era nueva con cada hijo que de sus entrañas sumaron tres, y nacieron a las orillas del mismo mar, pero en otra esquina del Caribe colombiano, en un lugar que dice ser mágico pero que a ella le resultó  de terror.

Nuevamente la violencia cobraba  venganza, le arrebataron su segundo amor entre una riña callejera y una mesa de billar, pues las botellas de cerveza exasperaban el ánimo de más de uno que, incitados por la rabia, armaron sus argumentos con pólvora e hirieron a quien solo buscó parar y solucionar un malentendido estúpido que la justicia no supo a quién cobrar, pero la vida sí, a esa flor que no conocía el color, solo la negrura de sus días y el eclipse sobre sus sueños.

“Por aquellos golpes de la vida a uno le tocó huir corriendo a la casa de mi madre que se había venido a Santa Marta, me topé con más de una solución”; aseguró una mujer con lágrimas caudalosas entre su rostro. La iglesia, el diablo, la indigencia o una casa de familia, y opto por la última.

Pero con un sueldo que solo alcanzaba para darle de comer a sus hijos, ella se hacía rica pero de vergüenza de no tener con qué ayudar a quien la crió por muchos años, entonces esta aún dama decide saludar la indigencia, visitando las calles miserables de esta Ciudad. Se encuentra con un bar en el que solo mujeres de la vida alegre atendían a hombres con una vida sexual triste.

“Yo decido entrar, pero de mesera”, asegura orgullosa la mujer que frente a mí confesaba que “la situación y la malas compañías me incitaron a este mundo, donde el dinero no falta, pero las ganas de vivir sí”, entonces, involucrada hasta el fondo de este abismo conoció el trago y los riesgos de este mundo, que no solo la maltrataron internamente, sino que agolpearon su rostro, intoxicaron su cuerpo y violaron su intimidad.

Irónicamente, y con sarcasmo, personas le decían “Cristo te ama”, y ella solo pensaba “el vicio me ama”.

Desconcertada por lo que le pasaba, pero seducida por el dinero llegó al mercado con sus hijos, donde vivía y trabajaba de lo mismo, “un día mis hijos se dieron cuenta y me decían: usted que es lo que hace mamá que todo el día se la pasa allí parada y vestida así” me comentaba la mujer que mi casa por días aseaba, por lo que decidió hacerle frente a la situación y argumentar, “miren yo soy lo que ustedes creen una `prostituta´, pero también soy su mamá y lo único que encuentro para seguirles dando lo que les doy es eso, así que escojan el tipo de vida que de ahora en adelante quieren seguir viviendo”, un silencio bastó para saber que accedían a  que su mamá trabajara sin calzones.

Y sin calzones puestos esta mujer conocería a más de un hombre y experimentaría con los cuidados necesarios más de una pose que sexualmente calmaba el hambre y que materialmente apaciguaba los antojos de sus hijos, y  “entre tanta desdicha conocí el diablo” refiriéndose al infierno que un ser humano vive cuando depende de sustancias para vivir,  que malgasta su dinero y su tiempo por un poquito de ese algo y que se rebaja hasta lo más vil por conseguirlo.

Pero el vicio no se la cargó, y gracias al amanecer despertó de sus sueños aunque de manera vergonzosa y entre las sabanas de una residencia, pues el príncipe azul la besó.

Un príncipe diez años menor, de físico atractivo, de corazón humilde, con un compromiso que rompió cuando los labios maltratados de ella besó, la sacó de este lugar y le mostró que en él no solo vería un cliente sino un amor para toda la vida, que no reprochaba lo que hacía y que no juzgaba lo que en ella veía porque amaba lo que por ella sentía y con un susurro cariñoso de halagos, en menos de dos meses la convenció y la hizo su señora sin importarle que había sido de muchos, y sin saber cuántos.

Y como aquel canto de esta flor negra, una estrofa más de Mario César Gómila resucita en la historia de este amor:

“Mi amor estaba así, como dormido;
Cuando tú llegaste se despertó,
y entre las risas y los gemidos
de luz y gloria se iluminó.
Después... mil noches de placer y ensueño,
tú junto a mí, temblando de emoción.
Sublime engaño de saberme dueño
de tus encantos, de tu ardiente corazón”

La puerta se abría para esa flor negra que el joven recogió en una cama untada de fornicación y sin calzones se enamoró, con la virtud en el olvido y la dignidad pisoteada, este amor nació recíprocamente, de aquella pasión que ella un día le dio entre la locura y la agonía de la luz en sus ojos este hombre la aseguró suya hasta el día de hoy, que cuentan ya siete años de profundo amor.

Pero más allá de sus malas decisiones esta mujer se perdonó y reconoció que Dios era inocente de lo que ella culpaba como autor de su desgracia, y aunque en un pasado se alimentaba diciendo, "si Dios es realmente un Dios de amor, ¿por qué permite que las cosas se tuerzan de este modo? ¿Cómo puede un Dios de amor enviar a su hija a la prostitución?”, y ella misma se contestó; "¡vaya una locura, que un hombre haga semejante cosa! Pero ¿quién puede explicar las locuras que comete el amor? El amor existe aparte de la razón y según su propia naturaleza, y lo que hizo mi esposo  lo hizo por amor.


“No cabe duda de que Dios debió de contemplar a distancia lo que yo hacía y me dejó para que yo conociera el amor  de un hombre y el de Dios”, palabras de una ex prostituta que todo cambió y que no solo comprueba que es más fácil llamarla prostituta, que llegar a serla. Así mismo concluyó diciendo que tenemos a un Dios de amor, al corazón humano infiel y el engañoso atractivo del mundo. Y regalándome una cita de la Santa Biblia, "¿quién es sabio para entender estas cosas, y prudente para que las conozca? Ciertamente los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos. Pero los rebeldes tropezarán en ellos”. (Oséas14:9)

Como si fuera la ‘Primera’ vez

Desglosando lo que tanto se ha recorrido

Como si fuera la ‘Primera’ vez

Por: Tomás Castellanos

La carrera Primera es la avenida más importante y emblemática de la ciudad, cuenta con más de 80 establecimientos comerciales que tienen una magnifica vista de lo que se conoce como la bahía más hermosa de América.

Bajo un cielo azul y con un fresco viento rozando la cara, el día samario empezaba y el calor se volvía la constante entre cada paso.

La travesía era, según lo planeado, caminar sin afán por las calles de la ciudad, mas con el paso de los minutos el sol arreciaba.

Ver a la gente caminar aprisa tratando de ocultarse de un sol verdugo que golpea los rostros de los transeúntes.

Mientras en una breve caminata, cualquiera que tiene el tiempo y las ganas de caminar y recorrer esta emblemática playa, ya corrompida por la avaricia y el egoísmo de los gobernantes del distrito quienes prefieren aumentar sus arcas a costas de la biodestrucción de un recurso tan importante como lo es el agua, y de un elemento tan importante para esta ciudad como los son sus playas.

Caminar por el malecón de la bahía es estar en constante contradicción, es ver cómo el turismo se desarrolla a pasos agigantados alrededor de una playa que tiene una contaminación que, por más bella que sea la vista, la opaca.

Si bien el tránsito por esta importante vía es fluido, los carros corren y avanzan sin tener mayor complicación, el trayecto a pie es mucho más ‘divertido’ y placentero para todos los sentidos.

La vista

La vista es el primero de los sentidos que se despiertan cuando cualquier persona pasa por la carrera Primera de la ciudad de Santa Marta: cubiertos por los cielos despejados, el inmenso mar que casi al borde del horizonte por fin toma ese hermoso tono azul verdoso, y ver las esculturas que conmemoran a las tribus indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Los locales comerciales que elogian un turismo basado en playas reconocidas mundialmente, las cuales se encuentran lejos del perímetro urbano, puesto que las que se encuentran en este, han sido devastadas por el carbón y las malas administraciones que crearon uno de los elementos más destructivos de la bahía de Santa Marta: la Marina Internacional.

El oído

Este sentido se despierta ante los usuales improperios que utilizan muchos de los tenderos e incluso en las sutiles conversaciones de las personas que, para quejarse de sus gobernantes, utilizan palabras tan fuertes como el mismo morro que ve de lejos las tristes atrocidades que suceden en la ciudad.

Alejados de lo que en un principio es malo, se oyen risas y debates casi filosóficos de los veteranos que a las horas de la mañana se reúnen en un café a discutir sobre la noticia más reciente o sobre cualquier tema de actualidad que les plazca comentar.

Crean debates y polémicas tan fundamentados que ni el mejor Senador de la República, o por lo menos el menos malo, sería capaz de refutar.

El olfato

El olor a sal que genera tal cercanía con ese inmenso estanque al que llaman los propios ‘mar’, es lo primero que pasa por el cerebro de cada quien que cualquier día de la semana toma la decisión de caminar y disfrutar de la arquitectura de la ciudad. Lo cual los lleva a ver a esas humildes personas que con tanto esmero preparan comidas típicas en las tradicionales tiendas de las esquinas.

Sandra Garzón es una de las muchas mujeres que se levanta a las 4:00 a.m. para cortar, pelar y sazonar los alimentos que con el paso del día cocinará, asará y fritará para aliviar el hambre inclemente de los paladares samarios.


Su día empieza a las 4 de la mañana, momento en el que da de comer a sus 3 hijos y a su madre, puesto que su marido la abandonó después de su segundo hijo. Desde su casa en el barrio Pescaíto, hasta la calle 11 donde se encuentra el restaurante que con las uñas ha logrado sacar adelante, asegura con sus palabras que ella lo hace por darles un futuro agradable a sus hijos quienes son, junto con su madre, su razón para vivir.

La Marina Internacional de Santa Marta

El puerto de los yates

La Marina Internacional de Santa Marta

Por: Sergio Pérez

Uno de los tantos sitios de la esquina mágica del Caribe colombiano. Este atractivo sitio turístico y comercial es un parqueadero de yates, muchos extranjeros concentran su mirada en este punto de la ciudad para guardar su navío.

La Marina Internacional de Santa Marta es reconocida por su diseño paisajístico, ideado por la diseñadora Diana Wiesner, que respeta la belleza de la bahía.

El componente de responsabilidad ambiental se evidencia, la caracterización de  flora y fauna que se realizó previo a su construcción,  ha  permitido hacer seguimiento riguroso a la conservación del ecosistema marino.

La Marina cuenta con muelles de última generación hechos de madera y flotadores que los mantienen a la altura del mar y reducen el impacto del oleaje.

Diana María Uribe Diez, directora de relaciones públicas y eventos, afirma que su foco de trabajo son los extranjeros que resguardan sus yates y veleros en el puerto. Y estos tienen preferencia en estacionar en Santa Marta porque su navío está protegido de los vientos huracanados.

Para todos es conocido el efecto de protección, frente a fenómenos tan temidos como huracanes y tormentas, que ejerce sobre nuestra ciudad y sus áreas de actividad marítima, la majestuosa Sierra Nevada de Santa Marta, eso hace de la Marina, el mejor puerto turístico del litoral americano.

Los extranjeros pueden disfrutar del cómodo, ambiental y cálido paisaje que brinda una de las bahías más hermosas de América. El puerto se caracteriza por ser deportivo con especialidad para embarcaciones de recreo, es decir, yates, veleros y lanchas.

Entre las 8 y las 12 del mediodía del 5 de enero del 2014 llegó a la Marina de Santa Marta ‘The Best Skipper’ para llevarse el título de ganador de la VIII regata Gran Prix del Atlántico, que este año tuvo como escenario la costa colombiana.

Una regata es una competencia deportiva de velocidad, o una carrera entre embarcaciones. Y para conveniencia estacionaron en la ciudad de Santa Marta para finalizar la regata. Y a su vez resalta el potencial internacional que posee el Caribe colombiano.

Durante tres años, el puerto se ha posicionado en la ciudad con la intención de darle un toque estético y turístico, tal así que en 2012 su inauguración enamoró a turistas y nativos con un sin número de eventos culturales como conciertos privados y públicos.

Ubicada estratégicamente en la ciudad de Santa Marta, costa Caribe colombiana, fuera de la influencia de la zona de huracanes. Cuenta con 256 atraques para embarcaciones entre 25 y 132 pies de eslora, con un calado máximo de 11 pies y una manga máxima de 29 pies. La marina de Santa Marta se encuentra muy cerca de Aruba y del Canal de Panamá.[1]

El actual puerto es dinamizador de la actividad turística, comercial y económica de la ciudad, siendo a su vez un elemento importante en la generación de empleo, la captación de nuevas inversiones de capital y el desarrollo económico, en este caso, alrededor de la actividad extranjera, náutica, deportiva y de recreo.

Recientemente, con la llegada de las regatas al puerto samario ubicado en la bahía ha llegado a la meta el Best Skipper, con lo que se ha hecho realidad el reto que se propuso su armador, Giorgio Cerasuolo, organizador de las regatas desde las Islas Canarias.

Al salir de Lanzarote el pasado día 22 de enero,  el objetivo era atravesar el Atlántico en no más de 15 días. Lo ha hecho con una navegación muy rápida, que permite establecer un tiempo record, para futuros retos oceánicos.

El objetivo de la Marina Internacional es brindar a aquellos que estacionan en el puerto comodidad y seguridad. Aparte de eso otorgar un servicio completo de gimnasio, bar y nuevos locales artesanales que llamen la atención extranjera y nutra el carácter turístico y comercial de la ciudad.

Según Adalberto Henao, administrador del gimnasio, “La Marina brinda exclusividad y un servicio completo a su clientela, debido al estrato en que nos situamos y la vista al mar; además, a los extranjeros les gusta mucho adquirir objetos de valor cultural que les recuerde su visita a Santa Marta”

La construcción que se viene adelantando en la Marina Internacional de Santa Marta, obedece a la edificación de un taller náutico para la reparación de veleros que le concebiría a la capital magdalenense más competitiva a nivel internacional.

"Estamos adecuando un taller náutico, que ofrecerá mejores servicios a nuestros clientes y a la ciudad, porque vamos a ser el primer taller que viene desde las islas del Caribe, así que tendremos mayor afluencia de tráfico marítimo y más turistas, porque la gente que llega a reparar sus veleros se quedan en la ciudad", manifestó Mario Borges, ingeniero de planificación marítima.

El taller náutico está estimado para hacer reparaciones menores a todas las embarcaciones, y estamos trabajando para minimizar el impacto visual, haciendo algo atractivo y hermoso para los samarios y por supuesto nuestros clientes", anotó Diana María Uribe Diez, directora de relaciones públicas y eventos.

Los locales comerciales que están en vía de construcción son una característica que resaltará la cultura samaria en la venta de artesanías y demás objetos de valor cultural.

Del 10 al 20 de febrero se espera que los locales que se están construyendo queden listos para entregarlos, y al finalizar el mes se abrirán.

"Cabe resaltar que los locales, que son restaurantes, centros de artesanías y un bar, serán asequibles para todo público, así pues que con estos proyectos esperamos que Santa Marta, sea la indicada para que los turistas la visiten y consuman las cosas buenas que tiene esta ciudad",  afirmó la directora.

“Esto no es dinero fácil, pero es dinero rápido”: Laurita

Las noches sensuales de Santa Marta

“Esto no es dinero fácil, pero es dinero rápido”: Laurita

Por: Sandra Serrano

Los burdeles son los sitios que con el pasar de los años han tomado fuerza y reconocimiento en la sociedad, pues la prostitución desde siempre ha sido la salida fácil y de poco tiempo para conseguir algunos pesos.

Los prostíbulos son los lugares ideales para  encontrar las historias de mujeres envueltas en los problemas familiares, como familias disfuncionales y en las  carencias económicas; como también las cuales por motivos de sus malas amistades han aceptado, como sin darse cuenta terminaron en un sitio lleno no solo de hombres y alcohol, sino de drogas y enfermedades.

Este es el caso del conocido ‘Burdel Tropical’ uno de los más prestigiosos  de la ciudad, reconocido por tener trabajadoras sexuales jóvenes y bellas que atrapan entre sus encantos a jóvenes, adultos y ancianos , unos casados y otros en busca de hacerlo,  así es como con estos clientes se empieza la jornada laboral de las 18 trabajadoras registradas en el negocio, una jornada de seis de la tarde a dos de la madrugada, por una cuota de $50.000 por cliente, y un ratico de 25 minutos que llena de satisfacción, placer y hombría a aquellos que lo visitan.

La fachada de este lugar no se hace esperar, dos vigilantes bastante serios, nos atienden al entrar, revisando que no se ingresen armas al lugar, bastante nerviosos miran a su alrededor creyendo que es una trampa para allí revisar lo que en muchos lugares la gente busca al entrar, como son las drogas, que se han vuelto la sustancia principal para gozar y no recordar lo que en las noches del bar suele pasar.

Este es un lugar oscuro, lleno de luces que centellean por segundo  en el que resalta el  brillo de las lentejuelas de los vestidos y zapatos que aquellas damas utilizan, lleno de pequeños cubículos, rodeados de espejos y barras ideales para seducir y enamorar a los hombres de la ciudad; un trabajo duro, pero según ellas bien pagado, pues cada una al final de su jornada se lleva consigo alrededor de 450.000 pesos unos tragos en la cabeza y algo de droga para terminar la noche como al inicio de ella ‘radiante’.

Un trabajo que, a diferencia de los demás, no exige experiencia pues entre menos tenga, más apetecidas y buscadas son por sus clientes, les permiten a los 18 años ingresar al mundo de la prostitución, unos cuantos exámenes y lista para la acción. Es ahí donde las niñas difícilmente dicen que no, pues les brindan una casa, y una habitación para tres, un colchón viejo y manchado, y unas cuantas cuerdas en la misma habitación para allí colgar esas prendas con las que noche tras noche seducen al caminar, y si es allí donde las niñas de todas partes de la ciudad  descansan  más de lo normal, no hay más normas que la de brindar a su jefe 10.000 pesos  por cliente.

A diferencia de los burdeles que se encuentran calle abajo, este aún mantiene algunas trabajadoras algo alejadas de las drogas, llenas de vitalidad, una cara humilde y unos gestos aun penosos.

Este es el caso de la trabajadora más reciente del lugar, quien tan solo acaba de cumplir la mayoría de edad, pero que por motivos económicos y familiares escogió el mundo del dinero fácil.

A pesar de encontrarse con techo, comida y buen pago, las trabajadoras muestran en sus ojos la triste y dura realidad de sus decisiones, alguna simplemente nos observan al caminar como sorprendidas de creer que podamos visitar el lugar  en busca de un puesto para trabajar, y luego de tanto pasar una se acerca y nos aconseja no entrar, enterada de nuestra investigación nos lleva hasta su habitación donde se encuentran dos niñas más, quienes muy amablemente aceptan responder nuestras preguntas.

Allí se encuentra Laurita, una niña paisa, delgada, de cabello negro y bastante agraciada, que cuenta de manera sonrojada lo que la llevó a trabajar en este negocio.

¿Quién es Laurita? Laurita es paisa, fue abandonada por el papá de su hija de 2 años. Trató de mil formas obtener un trabajo honrado en casa de familias, pero por tener la responsabilidad de un bebé no fue aceptada.

Juzgada por su mamá, como lo dice ella, por meter las patas, y hoy reciente trabajadora de un lugar en el que, a pesar de ganar más que un doctor, espera salir pronto y formarse como las demás niñas de su edad, brindándole a su pequeña hija, con los ahorros del negocio, lo que necesite.

Juana es otra de las trabajadoras, en la cama de al lado escucha las repuestas de su compañera y luego de unas preguntas más, responde que bien saben ellas que este negocio, a pesar de ser ilegal y no tener ninguna ley que ampare los burdeles en Colombia, estos sitios son constantemente visitados por entidades que regulan su funcionamiento en cuanto a la salud de sus trabajadoras, previniendo de esta manera la proliferación de las enfermedades de transmisión sexual, y  brindando de una u otra manera la forma más segura de protegerse y tener un vida sana.


Los nombres de los negocios y personajes han sido cambiados a petición del dueño y las trabajadoras.

La avenida del éxito comercial

El comercio de Santa Marta

La avenida del éxito comercial

Por: Sandra Serrano

Las doce calles del éxito, en donde se encuentran diferentes ofertas y productos para la familia, la Quinta caracterizada por ser una de las calles más transitadas y visitadas por ciudadanos y turistas.


‘La Quinta’ es uno de los lugares más conocidos por los samarios, un sitio congestionado de puestos y personas que desde hace muchos años le dan vida a esta zona de la ciudad, donde se encuentra desde las prendas más económicas hasta las más costosas una dentro de almacenes y otra en los distintos puestos que ocupan los andenes y obstruyen la visibilidad de los locales.

Es por esto que la mayoría de propietarios denuncian y hacen hasta lo imposible por tratar de desaparecer a estos vendedores ambulantes.

El ambiente de la competencia y buena atención

El ambiente con el que diariamente viven los trabajadores de estos puestos es la competitividad, la clave de su éxito en el mundo comercial. Los puestos callejeros de la ciudad se ubican en la puerta de los almacenes a las 8:00 a.m., la misma hora en que estos abren sus puertas, con el fin de mostrarle al cliente que lo que está adentro fácilmente lo encontrará allá afuera, a un precio más económico y con la posibilidad de llevar dos.

Carlos, un vendedor ambulante de gafas y películas, afirma que es una manera honesta de rebuscarse la comida para  el diario vivir de su familia, y que aunque para la gente que transcurre la calle, quizás le parezca fácil y descansado, pero es todo lo contrario, puesto que el cliente se acerca al que promociona, gritando el precio, la oferta y el producto que está vendiendo y es bastante agotador, pues si no estás ahí, el de al lado se lleva tu cliente.

Son bastantes los artículos que se encuentran en las puertas de los locales; alrededor de 100 son los puestos desbordados en artículos y con diferentes maneras de organizar su mercancía, para robarse la atención y obstruir la vista de los locales legales, es por esto que muchos dueños de local se quejan y denuncian.

Pero a diferencia de estos, hay quienes saben que todos tienen oportunidades de progresar y buscar de manera honesta su bienestar, es por esto que en un almacén de joyas de la calle 12 el señor Claudio afirmar haber entendido que no hay que preocuparse por la venta de los demás o por los puestos callejeros, pues el sol brilla para todos.

Son muchos los puestos, llenos de variedad a la hora de buscar, economía, garantía y calidad, entre películas, juguetes, maquillaje, ropa, zapatos, libros, forros para celulares, carros, accesorios para mujeres y hombres, celulares, fritos y  jugos entre otros artículos que se roban la venta de los almacenes donde el iva y los impuestos encarecen sus productos y dejan de ser así los numero uno en ventas.

Para los almacenes de ropa ubicados en la calle 17, sus dueños explican cómo los puestos no solo obstruyen los almacenes, sino que también obstruyen gran parte de la zona peatonal, llegando hasta el punto de hacer que sus transeúntes tengan que caminar bajo el andén, exponiendo su vida en la carrera Quinta, donde los carros, busetas y motos tratan de pasar a toda prisa, para no tener que esperar a ese semáforo que lentamente pasa de rojo a verde.

Son muchos los que se quejan, pero también muchos los que agradecen la posibilidad de rebuscarse la vida diariamente desde las 8: 00 a.m., hasta las 7:00 p.m., logrando con esto subsistir en una ciudad en la que todos los alimentos, arriendo y transporte se encaren con el pasar del tiempo.

Luis, un vendedor de jugos con más de 20 años de trabajo ubicada en la calle 16, en la conocida calle de los jugos, reconoce la calidad de plaza comercial que maneja la ciudad, pues según él, lo que se saque se vende, así describe las ventas de su día, entre clientes, sonrisas y buena atención dice que una de la bendiciones que le ha dado Dios es el agradecimiento y el amor a su trabajo.

Una manera honesta de salir adelante


Esta es una muestra clara de empeño y dedicación de todas las personas que de una u otra forma no tuvieron la posibilidad de estudiar y tener un trabajo legalmente establecido, pero que entre honradez y buenos principios, prefieren vociferar y durar horas de pie ofreciendo sus productos, y no de una manera deshonrada ganarse la vida.

Fundación Cultural Pitágoras de Samos

Al ritmo de los tambores              

Fundación Cultural Pitágoras de Samos

Por: Laura Lascano

La Fundación Cultural Pitágoras de Samos fue fundada en 1982, por el señor Daniel Juvinao en compañía de otro colega. Comenzó como un colegio de preescolar, básica primaria, secundaria y media técnica, con pequeños alumnos. Poco a poco fue creciendo esta escuela privada, que luego de un tiempo el señor Juvinao compró la parte de su colega y se hizo dueño de todo al lado de su esposa Nectalina Guette de Juvinao.


El nombre fue tomado del gran filósofo Pitágoras de Samos con el lema “Educa al niño de hoy, para que no corrijas al hombre del mañana”. Después de un largo tiempo salió la idea de crear un grupo de danzas, pero no solo con los estudiantes del colegio, si no con cualquier persona que le gustaría aprender el arte de bailar, estar en un grupo, aprender movimientos corporales, expresión, etcétera.


Apenas hace cuatro años el grupo de danzas Pitágoras de Samos se convirtió en fundación y a raíz de eso nos llegan muchas más invitaciones para viajes internacionales y nacionales. El grupo consta con diversos bailes de muchas regiones de Colombia: cumbia, mapalé, pájaro, ciempiés, baile negro, ritmo africano, mohana, currulao, seresese, tambora y principalmente el hermoso baile de nuestra región el Caimán.

Estar allá es calma, tranquilidad, por medio del baile podemos sacar nuestros sentimientos, sea de rabia o de tristeza. Aunque es un lugar pequeño, es muy agradable. El colegio está ubicado en la carrera 21 con calle 12 en el barrio San José, ocupa una cuadra pequeña, en el interior se encuentran todos los salones, la administración y nuestro lugar sagrado, en el que más me gusta estar, nuestro cuarto de danza. Allí están todos nuestros vestuarios, implementos de ensayo, nuestro cuarto secreto, el que solo podemos entrar pocos.

Hago parte de la fundación hace cinco años y ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, ahí aprendemos muchas cosas que nunca pensamos que podíamos hacer, le he cogido tanto amor que después de mi carrera mi segunda prioridad es eso, bailar.

En los comienzos del grupo, hubo un profesor de danzas llamado Alberto Arias el cual duró mucho tiempo, pero le salieron más oportunidades de trabajo y que hasta el día de hoy tiene su propio grupo de danzas llamado Trietnia. Después del profesor Arias, llegó la persona que me ha hecho llorar, reír, bailar, el hombre que me ha enseñado todo lo que sé, es Nelson Bayuelo, gracias a él y a la fundación he tenido muchas puertas abiertas tanto como de bailarina, como de profesora y hasta de instructora de aeróbicos.

Luego de muchos ensayos, desgaste físico, golpes y tiempo sin dormir, llega la recompensa, nuestros triunfos. A todos los lugares a los que hemos ido tenemos la dicha de recoger siempre la mejor reputación y los primeros puestos. En Colombia hemos ido a lugares tales como Sahagún, Córdoba; Belén, Boyacá; Ibagué, Tolima (hemos asistido por tres años seguidos); Bogotá; Otanche, Boyacá; Chimichagua, César; Pailitas, Bojacá y muchos otros. Y a nivel internacional hemos tenido el placer de viajar a México, en Mérida Yucatán, del cual dejamos a Colombia como uno de los países que más variedad de cultura en cuanto a danza tiene.


Hemos participado en el festival del caimán cienaguero, con tres veces consecutivas estuvimos en primer lugar, hasta en el 2013 y 2014 que ocupamos segundo puesto. Y en Barranquilla para carnavales asistimos el sábado a la gran parada y el martes concursamos en la plaza de la paz por los congos de oro, que hasta el momento tenemos 12 ganados. Desde el 2012 el carnaval de Barranquilla ha decidido otorgarles premios al grupo que haga mejor desfile en la gran parada de la 17, y en el 2012 fuimos nosotros quien obtuvimos primer lugar en dicho desfile.